El siguiente es el texto del profesor Carlos Arévalo del área de Sociales, leído durante la jornada por la Paz, el 16 de septiembre.
En esta semana celebramos la promulgación de los DERECHOS HUMANOS como un logro en la defensa de la dignidad de los seres humanos con igualdad de condiciones, sin la discriminación entre razas, clases, credos y otras diferencias. En Colombia, nuestra Constitución de 1991 recogió de una manera integral el espíritu dela Declaración de Los Derechos Humanos, de los Niños, de los Pueblos, el Derecho Ambiental y hasta parte del Derecho Internacional Humanitario pero miramos la realidad diaria en todos los lugares de la República y lo que se demuestra es una tensión violenta que no permite que se respeten los derechos humanos fundamentales.
En esta semana celebramos la promulgación de los DERECHOS HUMANOS como un logro en la defensa de la dignidad de los seres humanos con igualdad de condiciones, sin la discriminación entre razas, clases, credos y otras diferencias. En Colombia, nuestra Constitución de 1991 recogió de una manera integral el espíritu de
Algunos historiadores, sociólogos y hasta psicólogos o antropólogos han llegado a decir que Colombia sufre de una cultura de violencia arraigada, algo que es estructural y que las familias y las expresiones culturales como la música o el deporte transmiten de generación en generación. No es sorprendente que en Colombia, en los estadios, jóvenes en edad escolar se vayan en desbandada luego de un partido a “castigar” o a “pedir respeto” porque un equipo de futbol de otra ciudad le gano al propio, el Millonarios, Santa Fe, el América etc. depende de los resultados del torneo o de la ciudad, o de factores como los dominios en los barrios por parte de las barras. Ya hemos sufrido asesinatos entre jóvenes, hasta menores de edad por la intolerancia violenta de las barras ¿así, cual derecho fundamental a la vida se está respetando? La justicia se ve maniatada ante la posibilidad de poder solucionar el problema.
Al colegio estamos llegando con el alma cargada de tristezas por la falta de afecto y respeto que existe en nuestras familias, comunidades y país, y tal vez por eso también en las aulas se forman peleas que involucran a grupos de amigos completos que luego arreglan conflictos agresivamente. Puede ser cierto que en nuestra casa nuestros padres peleen, que papa le pegue a mama por cualquier cosa, que hayan matado a un amigo con quien jugaba micro en el parque, o, que haya tenido que venirme del pueblito donde vivíamos para Bogotá porque unos hombres armados nos sacaron de la casa amenazados y ahora nos digan desplazados. Son muchas las violencias que nos han marcado, que en nuestro colegio parece inevitable tratar el tema porque estamos en una crisis social, tal vez, por eso el nivel de agresividad en el que vivimos, pero es posible mientras estemos vivos buscar las soluciones para vivir en paz. ¿Qué hacer?, ¿Cómo empezar la reflexión?
A cualquier profesor, en uno de esos “bonches” entre alumnos como les llaman, le contestan los protagonistas, que eso se produce por razones como: “uno no se va a dejar”, “yo no me voy a dejar, que me respeten”, son muchos los problemas y cada vez son más violentos. Le queda la pregunta a cualquiera ¿SERA QUE ES JUSTO Y NECESARIO QUE ANTE LA GUERRA QUE VIVIMOS EN COLOMBIA, TAMBIEN EL FUTURO SE ASESINE EN LAS ESQUINAS?, ¿MAS MIEDO?
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